Kapl opiniones

me entendía mejor y pude hablar sin pensar tanto, profesores claros y atentos, compañeros de todo el mundo, ritmo intenso que ayudó. Recomiendo venir con ganas y paciencia.

hubo un par de malentendidos con fechas, y tuve que repetir preguntas. Aun así funciona bien y el soporte ayuda cuando hace falta.

nos comunicaron la familia apenas 48 horas antes de viajar, y eso no está bien, ¿no? Un poco más de organización y aviso previo lo habría hecho todo más cómodo. Aun así, estoy agradecida, al final funcionó.

el ambiente en clase es relajado y los profesores van paso a paso (prácticos). Me gustó cómo se sienten las lecciones, nada forzado, con compañeros que te ayudan y te hacen reír. Karen me acompañó desde el papeleo hasta el último detalle, paciente y clara, eso me tranquilizó un montón antes de viajar. Lo único que cambiaría es el alojamiento: mi host family era encantadora pero vivía lejos, perdía mucho tiempo en traslados. Aún así, contento en general.

las clases se sienten prácticas y nada impostadas, o sea, van al grano. Los profes manejan bien el grupo, explican con ejemplos y el material —muy actual— ayuda a seguir sin perderse. Las actividades, tanto en la escuela como las salidas, están pensadas y casi siempre salen bien; además el acceso en transporte público facilita todo. Eso sí, el alojamiento fue un fiasco, no se corresponde con la calidad del curso; deberían ocuparse, en serio, mejora urgente. He probado otras escuelas y no siempre pasa.

mucha info, un poco caótica. Karen Bautista me ayudó a aclarar todo. Hubo varias llamadas online donde me explicaron paso a paso. Durante los pagos y trámites también me guiaron, y eso fue lo que más valoré. Empecé escéptico, con dudas por comparar muchas academias, y terminé satisfecho. El servicio se notó profesional y cercano. Lo único criticable: el clima londinense, y algún retraso menor en respuestas, pero nada grave.

tenía compañeros con los que se reía y eso le dio confianza para lanzarse a hablar en inglés, y bueno, practicó más de lo que esperaba. La casa de acogida era muy familiar —sí, a veces eran muchas personas en la misma habitación, no lo voy a negar— pero no fue un caos; hubo risas, comidas compartidas y eso ayudó. Las clases y las excursiones se notaron prácticas, de verdad útiles para el día a día. Y un detalle que me sorprendió positivamente: el personal respondió rápido cuando pregunté por el traslado y nos dieron opciones. Repetiría.