Ciberdescans opiniones

cuando PayPal me dijo que sí, que la razón la tenía yo. Pero vayamos por partes, que hay historia. Compré la almohada porque llevo meses con dolores cervicales y quería algo específico, algo que prometiera mejor apoyo. No era un capricho, era necesidad; ya había probado otras opciones y había tenido experiencias malas con envíos retrasados y tiendas que no contestan. Así que, cuando vi en la web que había stock y envío en 24/48h, pensé “perfecto, ya era hora”.
Al principio acepté esperar cuando me avisaron al día siguiente de que tardarían 10–15 días más por falta de stock. Vale, error humano, no pasa nada. Pero mis cervicales empeoraron y la idea de esperar más dejó de ser aceptable. Intenté cancelar el pedido el viernes por la mañana, a primera hora, escribiendo por los canales que ofrecían: WhatsApp y correo electrónico. No hay botón en el panel del usuario para cancelar, y eso ya me mosqueó un poco. Mandé el WhatsApp a las 9:15 y luego repetí a las 9:39; también envié un correo, lo dejé claro. No contestaron en todo el fin de semana. El lunes por la tarde me dicen que no, que lo habían recibido y había salido. ¿En serio? Yo ya había comprado otra almohada por otro lado y la tenía en camino. Les dije que no la quería y que por favor me indicaran cómo proceder, pero me dejaron colgado sin instrucciones.
Cuando recibí el paquete decidí, por comodidad y porque pensé que era lo menos complicado, no abrir nada y rechazar la entrega para que lo devolvieran. No toqué el paquete en ningún momento. Creí que era una solución razonable: te lo devuelven y asunto cerrado. Pues no. Unos días después me encuentro con un cargo de 11,80 € por “no aceptación del pedido”. O sea, que después de intentar cancelar y de avisarles días antes, me aplican unos costes como si yo hubiera dado largas. Me pareció un agravio.
Ahí empezó mi pelea. Contacté con ellos otra vez, reclamé, y me tocó abrir disputa con PayPal. PayPal, por suerte, me dio la razón; me devolvieron la cantidad. Ese instante, cuando vi la notificación de PayPal confirmando el reembolso, fue cuando realmente sentí satisfacción, alivio y un poco de triunfo por ver que había pruebas de que había intentado cancelar y de que no había hecho nada indebido. Fue una mezcla rara de cansancio y alivio: cansado por todo el tiempo perdido, aliviado porque no me cobraron por algo que no debía pagar.
Lo que más me molestó no fue tanto el cargo —aunque claro, es dinero y molesta— sino la falta de medios para gestionar la cancelación. No poder anular desde tu propio panel es absurdo. Depender solo de un servicio de atención lenta, sin teléfono para urgencias, es mala práctica. Si te dicen que hay stock y envío en 24/48 y luego te informan de la rotura de stock después del pedido, hay un fallo en la gestión. Mi solicitud fue clara y repetida; tengo los mensajes. Y que te digan luego que “no refleja objetividad” cuando el registro muestra claramente cuándo escribí… pues flaco favor.
No voy a decir que todo fue negro. La devolución con la transportista funcionó técnicamente: rechazé el paquete y el proveedor lo volvió a enviar atrás. Pero el proceso, la comunicación, la sensación de que te quieren cargar con gastos absurdos en vez de asumir un fallo, eso dejó mal sabor. También hay que decirlo tranquilamente: la almohada en cuestión no la llegué a probar porque ya había comprado otra. Si hubiese sido una simple compra sin apremio por salud, quizá no habría puesto tanto empeño en cancelar, pero cuando te duele el cuello existe un componente de urgencia que la tienda menospreció.
Pequeñas cosas que sumar: horarios de atención que no se ajustan, mensajes que se quedan sin respuesta varios días, y la ausencia de un número de teléfono para casos urgentes. Eso te obliga a depender de un chat o correo que puede tardar. Y cuando algo depende de plazos y salud, esos días cuentan. Me costó reunir paciencia para reclamar y tener la energía de pelearlo en PayPal, y me parece que no debería ser así. Una empresa que gestiona stock debería poder automatizar cancelaciones por rotura de stock o al menos ofrecer un botón de cancelación visible. No es pedir la luna.
Resumiendo: servicio de atención deficiente, procesos internos mejorables, y una política de cargos por rechazo que no tiene en cuenta intentos de cancelación documentados. Lo bueno es que el reclamo funcionó y recuperé mi dinero. El momento de satisfacción fue sencillo: ver el reembolso de PayPal y saber que no me habían podido cobrar la penalización absurda. Sentí alivio y algo de justicia, aunque quedé con la sensación de que podrían hacerlo mucho mejor. Si dependes de esta tienda por necesidad médica, mi consejo es que te asegures bien y no confíes en tiempos de envío anunciados: guarda mensajes, pide confirmaciones claras y, si puedes, busca alternativas con atención más rápida. Aprendí la lección, y aún así me quedo con una mezcla de enfado y alivio.

¿cómo probar algo así sin tocarlo antes? ¿y la higiene? Lo pensé varias veces, comparé con otros sitios (con otras marcas la experiencia fue más clara) y al final me lancé.
La almohada llegó en tiempo razonable. Primero lo bueno: la sensación al probarla fue la esperada. No es perfecta, pero sí cómoda y acorde con la descripción. Me alegré, de verdad; sirve para dormir mejor y eso ya vale bastante.
Luego vino lo negativo. Quise devolverla tras una prueba corta porque no acabé de decidirme del todo. Me pidieron que no podía devolverse por motivos de higiene. Esa excepción no estaba visible en la ficha del producto ni durante el proceso de compra (yo revisé todo, condiciones, mails y la propia ficha). Tampoco había un precinto evidente que demostrase apertura o no. Lo que me dijeron después no encaja con lo que vi.
Mis dudas antes de comprar —sobre probar sin poder devolver— no desaparecieron del todo. Por un lado, el producto cumplió; por otro, la política de la tienda y la falta de información me dejaron mal. He tenido experiencias con otras tiendas donde al menos te informaban claramente o había un sello higiénico que justificara la no devolución. Aquí faltó esa claridad.
Intenté reclamar en términos razonables y expliqué que probar una almohada durante unos minutos no es usarla de forma prolongada; simplemente quería evaluar firmeza y confort, como harías en una tienda física. Di mis argumentos, incluso apunté a la obligación de informar sobre excepciones al desistimiento y a la necesidad de un precinto higiénico claro. La respuesta fue tajante y no muy colaborativa.
En resumen: la almohada me sirve y estoy agradecido por eso, pero la parte administrativa y la atención al reclamar me decepcionaron. Si vas a comprar algo así online, pide fotos del embalaje, pregunta por el sello y, si no te terminan de convencer, ten en cuenta que devolver puede no ser tan fácil como parece. Transparencia, por favor.

Estaba medio convencido de que me iba a tocar pelear con la entrega —ya sabéis, mudanza, dolor de espalda y sin tiempo—, pero hubo un momento en que respiré tranquilo. Pedí una funda nórdica y unos cojines (los necesitaba por la mudanza y porque la cama me deja la espalda hecha polvo), uno estaba en stock y el otro venía de fábrica; al final tardó casi un mes. Al principio me mosqueé, pensé que deberían avisar antes de cobrar, o mandarlo por separado, lo normal. Luego, cuando llegó todo y la calidad era buena, me relajé; la tienda es fiable, sí, con margen de mejora en stock y envíos. Seguiré comprando, aunque con un poquito más de alerta la próxima vez. Lo cuento por si sirve a alguien.

Estoy disfrutando muchísimo del colchón. Jaume me ha atendido genial y me regalo las almohadas por comprarlo en la tienda física que tienen en Villajoyosa.
Esperemos que dure el confort mucho tiempo.