Abacus opiniones

no volvería a confiar en este proceso. Lo pedí el 12 de noviembre de 2024 y la primera impresión fue: bien, rápido el pedido, pero luego todo se desmoronó. Faltaba un artículo y nadie me avisó; yo tuve que escribir por WhatsApp porque ellos no pidieron datos ni se molestaron en comprobar nada. Me dijeron que iban a devolver el importe en la tarjeta Visa y en la tarjeta regalo que usé, ok, pero pasaron semanas sin respuesta. Pregunté al cabo de 2 semanas, luego a la 3ª, y la respuesta siempre fue que la tarjeta ya estaba en tienda y que me avisarían. No es así. Tras casi tres meses de idas y venidas, decidí ir a la tienda y plantarme; eso fue lo que movió ficha, porque por 1,50 € me tuvieron dando vueltas demasiado tiempo. Lo sorprendente, y esto sí lo remarco, es que cuando me puse seria la chica de la tienda fue clara y al final se solucionó; tardaron, pero se solucionó. De todas formas la gestión y la comunicación dejan mucho que desear, repetitivo y poco profesional, y eso pesa.

la web hizo el pedido dos veces, pedí devolución y me dijeron que no porque "no se había entregado" cuando el paquete llevaba días en mi casa. Luego promesas de recogida que no llegaron, repartidores confundidos, llamadas... vamos, lo de siempre. Lo que me hizo sentir satisfecho fue el momento tonto: lo abrí, me senté y noté el alivio —no fue milagro, pero sí suficiente para dormir sin despertarme del dolor—, y ahí pensé "vale, pagó la pena". Aún así: falta de control en logística, respuesta lenta por email y al final faltaba una pieza que me tocó reclamar otra vez; me subió el coste indirecto. No es perfecto, repito, pero el producto cumple su función. Si tienes dolor y no puedes esperar, te servirá; solo prepárate para pelear un poco con la entrega y el servicio al cliente.

fui a la tienda de Sant Cugat porque mi hermana me dijo que tenía ediciones chulas y, la verdad, yo iba con el chip de "no voy a comprar nada" por lo que había oído. Al entrar me gustó el olor a libro nuevo, las tapas, el papel... eso es cosa mía, me atrapa. Me llevé un libro que ya había visto online pero quería tocarlo —y qué diferencia, el lomo, la textura, pesa bien—. El personal estaba hablando entre ellos cuando llegué, sí, pero no fue incómodo; tardaron un momento y luego uno me atendió con calma, respondió a mis preguntas y hasta recomendó otro título parecido (cosas así no pasan siempre). Le pedí una bolsita porque lo quería llevar limpio y sin marca, me pusieron una de papel cuando se lo pedí, sin drama. Vale, el precio era un pelín más alto que en la web, eso es cierto, pero prefiero pagar un poco más por verlo en vivo y por la sensación de sostenerlo. Me fui contento, con la bolsa, con el libro en el metro hojeándolo un poco, pensando en mandarle foto a mi amiga que me lo había recomendado. En resumen: me sorprendió para bien, me alegró encontrar una tienda física así en la ciudad y salí agradecido, con ganas de volver y curiosear más.

quería ese libro de edición limitada para mi colección (y sí, también porque prometí regalárselo a mi pareja en su cumple —siempre acabo en estos líos). Reservé y pagué en cuanto me avisaron que había stock; pensé "perfecto, rápido y listo". Pero al día siguiente recibo un mensaje tipo WhatsApp (sí, WhatsApp, nada oficial) diciéndome que estaba agotado y que me harían el reembolso en 72 horas. Me puse cabezón, pregunté por qué y me contestaron que las unidades que habían recibido no estaban en buen estado para enviar. Vale, era una explicación... medio extraña. Yo lo que pensaba es que si algo no estaba bien, ¿no podrían avisarme y dejarme decidir si lo quería igual? En fin, me tuve que morder la lengua y esperar el reembolso, que tardó como dijeron.
La cosa cambia: pasados unos días me contactaron otra vez ofreciendo otra copia. Me costó creerlo, pero acepté. Cuando llegó, eso ya fue otra historia. En mano, el libro pesa lo suyo, tapa rígida con un tacto ligeramente rugoso que me gustó (no plastificado hasta el infinito, menos mal). Las páginas tienen un grano curioso, se nota el papel de calidad cuando pasas la mano y al leer; la impresión, buen contraste, nada borroso. Huele a libro nuevo de esos de verdad, no al cartón químico, y la encuadernación está bien hecha: abre sin forzarlo y se queda plano lo suficiente para leer sin hacer malabarismos. Pequeños detalles, como las esquinas bien rematadas, me dieron la impresión de tener algo cuidado, no un producto de saldo.
Así que sí, me mordí las uñas por el inicio, me mosqueó la gestión, pero al final el libro en sí me dejó contento. No perfecto en el proceso, pero la experiencia de uso del objeto compensó bastante la bronca inicial.

Pedí un libro y llegó rápido, en buen estado