G. Rentería

tengo la espalda hecha polvo y necesitaba rutas sin líos, con recogida puntual y poco estrés. Pues nada, fue todo lo contrario. La recogida se retrasó bastante, el minibús paró en mil sitios para dejarnos en tiendas (supuestamente "breves paradas") y lo que debía haber sido un trayecto de tres horas se convirtió en seis. Agua y snack que prometían no aparecieron, y claro, con la espalda así se nota.
La gestión del personal es lo que más falla. Los guías parecen más vendedores que guías; si te pones a nadar o a hacer algo, siempre hay una excusa para que pagues más. En una excursión en barco nos dejaron horas esperando porque decían que "no era buen momento" para bajar, y eso que solo queríamos un baño rápido. En otra, con quads nocturnos, el lío fue mayor: nos dijeron que había que pagar suplemento porque unos iban solos y otros en pareja, nada de eso estaba en las condiciones que nos dieron al reservar. El guía cambió el tono cuando nos negamos a pagar, y ahí se acabó la simpatía.
Lo bueno: después de pelear con la agencia (llamadas, mensajes, negociación), al final nos dieron una solución parcial y uno de los coordinadores se disculpó y devolvió un extra pequeño. Eso me sorprendió, no me lo esperaba. No es suficiente para recomendar senza la advertencia, pero al menos hubo un gesto.
En resumen, si tienes una necesidad concreta (como mi espalda) o quieres horarios fiables, busca otra opción o insiste mucho en los términos antes de pagar. Aquí te intentan sacar hasta el último euro y las sonrisas se evaporan si dices que no.