Leo Lerma

un kit que llega a casa, instrucciones claras (aunque yo soy de leerlo dos veces por si acaso), un bastoncillo, una vuelta por la mejilla y listo, al sobre. Mandas el paquete y esperas. Unas semanas después llegaron los resultados y me quedé, pues eso, sorprendido en el buen sentido.
Desde el principio voy al grano: la conclusión es positiva porque me dio pistas reales que puedo usar ahora. Me confirmó que mi origen es mayoritariamente europeo pero con pinceladas asiáticas y africanas, y eso cambió cómo veo algunas historias familiares que escuché de niño. Además, apareció información de salud: algunos riesgos genéticos más altos de lo esperado, nada para alarmarse pero sí para tomar nota y hacer chequeos. Me alivió saberlo a tiempo; ahora puedo ajustar cosas en la dieta y en las rutinas, y me siento agradecido por ello, de verdad.
Lo que más me llamó la atención fueron los rasgos: me indicaron que tengo más probabilidad de ser intolerante a la lactosa (tiene sentido, me choca la leche), que tiendo a ser persona mañanera y que me quemo con el sol más fácil de lo habitual. Cosas pequeñas pero prácticas. El proceso en casa fue cómodo, el precio me pareció justo por la cantidad de datos que dan, y la entrega, rápida. No fue perfecto —me dio un poco de ansiedad esperar los resultados— pero en general estoy contento y lo recomendaría a cualquiera que tenga curiosidad por su historia o quiera pistas sobre su salud.