Olga Colón

si buscas algo decente en esta cadena, Viana do Castelo (Portugal) es la excepción que merece la pena; en Alemania y España tuve experiencias que me hicieron dudar mucho. Lo vi por primera vez en su web cuando planificaba el viaje y, honestamente, las fotos engañan bastante —se las mostré a un colega antes de reservar y él dijo “pues prueba”, así que le hice caso y se lo recomendé luego, en plan advertencia y en plan “mira esto”. Al principio fui escéptico, pensando que sería exageración de reseñas; error, a medias. En Alemania las habitaciones tenían aire institucional, sin encanto, y encima la limpieza dejaba que desear: sábanas con marcas que hicieran ruido en la cabeza, alfombras con más historia que la ciudad, y el baño... el cortina de la ducha claramente no estaba en su mejor momento. No es que fuera lo peor del mundo, pero esperaba otra cosa por el precio. En España la cosa siguió por el mismo camino: suelos de tarima que crujían como si cada paso contara la lista de reparaciones pendientes, toallas que parecían papel de lija y un minimalismo que rozaba lo triste. Había pelos de otros huéspedes que aparecían en los momentos más inoportunos, sí, y eso te deja una sensación rara, aunque tampoco era apocalíptico. Y aquí viene el giro: Portugal. B&B Viana do Castelo me dejó sin palabras (y eso que yo no me asombro fácil). Limpieza top, decoración cuidada sin pasarse, camas cómodas y personal amable que realmente ayuda. Fue lo único que restauró mi fe en la cadena. Conclusión: no tiro la toalla con todos, pero ojo: mira fotos reales, lee reseñas, y si pasas por Viana, reserva sin pensarlo; si vas a Alemania o España, ve con expectativas bajas o busca otras opciones. Yo aprendí a ser más selectivo y sigo recomendando Viana con entusiasmo, aunque con una advertencia: revisa, porque no todos son iguales.