Oliver Benavídez

la mesa llegó hecha un lío. El extensible no encaja; unas tablas parecen lijadas y otras brillan con barniz como si fueran de otra mesa; hasta detecté manchitas que olían a moho o a humedad antigua. Da rabia. Lo que más me fastidió fue que parecía que nadie había mirado el paquete antes de enviar. Me imagino al repartidor pensando "ah, esto vale", y yo pensando no se puede ser tan descuidado. Consejo: revisad todo, pedid fotos o abrid la caja delante del vendedor si podéis. Me queda la sensación de que el mimo aquí no existe. No vuelvo, y además no lo recomendaría a nadie cercano. Una pena, porque el diseño prometía. Sigo con bronca, aprendí algo útil: pedir comprobante del estado antes de pagar.