Samuel Abeyta

el pago con PayPal tardó dos días en procesarse y cuando por fin vi el cargo, la tienda decía que no había pedido a mi nombre. Ya me veía otra vez sin cafetera y mosqueado, porque no es solo el aparato, es la rutina que esperaba recuperar.
Le di varias vueltas, mandé correos, llamé por teléfono, y sí, al principio la respuesta fue lenta y un tanto estándar, eso me puso en guardia. Pero aquí viene lo bueno: destaco sobre todo la atención telefónica de un agente concreto que se pegó el curro, pidió comprobaciones internas y me explicó paso a paso lo que hacían. No fue inmediato, pero esa claridad y la insistencia por su parte me cambiaron la impresión. Al final PayPal procesó la disputa y me devolvieron el importe; luego volví a pedir la cafetera y esta vez sin problemas.
Sigo pensando que la logística y la comunicación podían mejorarse —eso fue lo que falló al principio—, pero la resolución y el reembolso fueron correctos y la segunda compra llegó bien, con la máquina funcionando perfecto. Así que, con un poco de paciencia y gracias a una persona de atención al cliente que se involucró, la historia acabó bien. Si necesitas esto por salud, horarios o mudanzas, ten en cuenta que puede haber un bache al inicio, pero no todo está perdido.