Y. Espinoza

una compañera del despacho me recomendó esta empresa y yo, que soy muy de controlar todo (sí, abogada y maniática del peso y las medidas), decidí probar. Mandé dos cajas a Holanda y al principio fue un mosqueo: una llegó un poco chafada y me llegó un correo diciendo que debía pagar bastante más de lo que había visto online. Me puse tensa, ¿cómo es esto posible? Bueno, el momento en que supe que todo iba a salir bien fue cuando me llamó una chica del servicio al cliente con tono muy humano: explicó que había habido un error en la imputación de kilos por parte del mensajero, pidió disculpas y me dijo exactamente qué iban a hacer para arreglarlo. Lo hizo sin vueltas, coordinó la devolución de la diferencia y ofreció compensación por los daños de una caja. No todo fue perfecto, sí hubo líos y tuve que insistir un poco, repetir datos, mandar fotos, ya sabes, lo típico. Pero al final lo que me dejó contenta fue esa llamada clara y el hecho de que no me quedé con la sensación de que me querían pasar por encima. Estoy agradecida porque lo resolvieron y porque la comunicación fue humana al final, eso pesa mucho. Si lo buscas para enviar cosas y eres un poco nervioso como yo, ojo, porque puede haber baches, pero si algo sale mal parece que lo intentan arreglar.