ita-airways opiniones

al final lo arreglé, pero la experiencia con el servicio en español me dejó de piedra y la italiana fue la que salvó el día. Empezamos a preparar el viaje para celebrar nuestro décimo aniversario, lo vi primero en la web de la compañía y mi mujer lo compartió con el grupo familiar; uno de mis cuñados nos dijo "llamad al número de aquí, el español funciona bien", así que eso hicimos.
Ya estando en la cocina, con la maleta medio abierta y los planes en la mesa, me llegan los cambios de vuelo por correo. Conclusión inmediata: el vuelo que pensábamos que llegaba por la mañana ahora aterriza por la tarde y eso fastidia todo el plan. Llamé al número de atención en español, expliqué la situación y la persona que me atendió fue muy tajante: me dijo que mi vuelo "ya no existía" y solo podía ofrecerme el reembolso o lo que me daba el sistema, punto.
Le comenté que en la web aparecía otra opción, con escala larga pero llegada a mediodía, que a mí me venía mejor que esa hora tardísima. El tono con el que me respondió me irritó; cortó en seco cuando empecé a recalcar que solo quería verificar. Me puse tenso, dije cosas que no quería decir y enseguida rectifiqué, aclarando que sabía que no era culpa suya. Aun así, el chico subió el volumen, se cerró y colgó la llamada sin dar más explicaciones. No fue agradable, y eso me dejó con la sensación de que no había querido ni comprobar nada.
Decidí probar con el número de Italia y ahí la cosa cambió por completo, fue una sorpresa agradable: en menos de diez minutos me explicaron que al cancelar un tramo el sistema había realojado automáticamente el otro y que sí podía optar por el vuelo con escala larga o el reembolso. Al final pudieron gestionar el cambio sin drama. No me dieron nada espectacular, solo hicieron lo que tenían que hacer, pero la diferencia en trato y eficacia fue enorme.
En fin, aprendimos a no confiar ciegamente en una sola línea de atención. Si podéis, llamad al centro internacional o probad otro canal si la primera contestación os suena tajante. Y sí, la celebración se salvó, aunque el mal rato con el servicio en español me dejó mosca.

rápido y listo. Hice la compra de cuatro billetes Barcelona–Roma ida el 17 y vuelta el 20, confirmamos todo (sí, comprobamos nombres, fechas y pasajero), elegimos no pagar extras y aceptamos el precio de 548,09 € para los cuatro. Pagamos con PayPal como redirigían. La emisión "llegó", pero con la fecha de salida puesta el día 20, el mismo día de la vuelta. O sea, no cuadra. Llamé a ITA y la persona me dijo que podían cambiarlo, pero que el coste subía a más de 900 €; que las normas lo permiten y no hay otra vía. Servicio al cliente muy rígido, muy de "así es y punto", sin alternativas prácticas. En cuanto a la entrega de los billetes: técnicamente te mandan algo, sí, pero si está mal emitido te quedas con un papel que no sirve; entrega sí, correcta en tiempo, pero equivocada en contenido. Abrimos reclamación en PayPal; ITA aún no ha contestado. No es que todo sea desastre: la plataforma era clara al mostrar opciones y el pago se procesó, no hubo cargos ocultos antes de confirmar, pero la atención al cliente no resolvió; la solución que ofrecen es pagar mucho más o pelear. Me siento engañado, o al menos muy decepcionado. Mantengo la esperanza de que PayPal y la aerolínea encuentren una solución; por ahora, si te lo recomiendan, ten cuidado y revisa todo otra vez, otra vez, que parece que algo puede fallar.

Salí de casa con la sensación de que sería un viaje normal y al final fue todo lo contrario. Tenía que llegar a Madrid por una urgencia familiar —y con la espalda hecha polvo, así que necesitaba que todo fuera medio tranquilo—, pero el vuelo se retrasó muchísimo y ahí empezó la odisea. Llegué a Roma sin saber qué puerta era mi conexión, como si nadie se hubiera molestado en decirnos nada; acabé caminando por el aeropuerto más de dos horas, con dolor de espalda y arrastrando maletas, repito, más de dos horas, buscando dónde embarcar. El trato del personal no ayudó mucho, me contestaban en idiomas raros como si no existiera el español, y a veces daba la impresión de que me miraban de reojo, no sé, no fue agradable.
El avión por dentro sonaba como un autobús viejo, había ruidos extraños y eso te pone nervioso, la verdad. Lo peor fue que lo que debía ser un trayecto de unas 15 horas se alargó hasta más de 24, cambio de avión incluido, gente protestando y al final consiguieron reemplazarlo porque mucha gente se negó a volar. Hice una reclamación y me dijeron que fue por huelga, cuando en realidad parecía más un problema técnico con el avión.
Dicho esto, al final llegué y pude atender lo que tenía que atender, y eso lo agradezco, porque podía haber sido mucho peor. No quiero sonar excesivamente duro pero no creo que vuelva a viajar con esta empresa pronto, al menos no sin asegurarlo todo varias veces. Me quedo con la sensación de alivio por llegar y con ganas de que lo arreglen, porque podría ser mejor.